Este día no solo marcó un hito en la vida de los nuevos creyentes, sino que también reflejó el poder transformador de Dios, quien sigue salvando almas y restaurando matrimonios. En un ambiente de fervor y devoción, los participantes experimentaron un renacimiento espiritual, dejando atrás el pasado para abrazar una nueva vida en Cristo.

Cada bautizo fue un testimonio público de fe, una declaración de que los participantes han decidido seguir a Cristo y vivir conforme a sus enseñanzas. Agradecemos toda la obra del Movimiento Misionero Mundial y a los que participaron en este evento. Que esta victoria sea el comienzo de una vida llena de bendiciones y crecimiento espiritual. ¡Dios está obrando en España y la mejor manera de celebrarlo es viviendo cada día para Él!