• 02 de Abril, 2020

La iglesia se levanta en Asia Central a pesar del coronavirus

Las iglesias de Asia Central, ubicadas en los países de Uzbekistán, Kirguistán y Kazajistán, se han adaptado a esta crisis ocurrida por el Covid-19, llevando ayuda a los más necesitados y aprovechando esta oportunidad de predicar el Evangelio de Cristo.

Para muchos cristianos esta pandemia ha cambiado su vida de forma drástica. Sin embargo, en medio de esta situación, estas iglesias están viendo oportunidades para compartir el Evangelio de maneras que antes no podían debido a la persecución.

 

En Uzbekistán, por ejemplo, las autoridades declararon el estado de cuarentena con al menos unas 12 000 personas infectadas con el coronavirus. En este país la situación es muy difícil, ya que la mayoría de las personas se encontraban en una situación vulnerable a nivel económico. El coronavirus ha dejado a muchas personas sin trabajo y sin posibilidad de obtener su sustento. Las autoridades no ofrecen ayuda de ningún tipo y la escasez de recursos básicos coloca a muchas familias en una posición desesperada.

 

Ante esta realidad, las iglesias de Uzbekistán Kirguistán y Kazajistán han decidido actuar; intentando paliar la necesidad de los más pobres mediante el reparto de paquetes de comida, brindándoles una oportunidad como ninguna otra para compartir el evangelio.

 

Otras iglesias se dedican a la fabricación casera de mascarillas y al reparto de estas entre la población, porque está prohibido salir sin ellas a la calle. Además de esto, los cristianos tienen la posibilidad de tener las reuniones de iglesia en sus casas, algo que estaba prohibido por la persecución.

 

“En estos tiempos de dificultad debemos tener mucho cuidado y ser sabios. Es importante seguir todas las normas sanitarias, pero a la vez no debemos tener miedo. No podemos escondernos, tenemos que traer luz y esperanza a aquellos que se encuentran en necesidad. Compartir el amor de Dios con ellos”, comenta un cristiano de Uzbekistán.

 

En una semana, 10 personas aceptaron a Jesús en una de las ciudades uzbekas afectadas por el coronavirus.

 

Además, debido a la cantidad de tiempo libre que la situación ha generado, muchos creyentes y no creyentes han tenido la oportunidad de ver películas cristianas, lo que ha creado la oportunidad de que el Evangelio se comparta mediante este medio.

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