“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20.

Cuando le entregamos a Cristo nuestras vidas, empezamos a morir al pecado y a conocer la verdadera vida, y con esto como garantía plena, empezamos a vivir en el camino que Dios diseñó para nosotros, los seres humanos.

Hay normas que Dios nos pide que cumplamos para que nuestro camino sea exitoso, por eso debemos ser cristianos íntegros, vivir nuestra fe, de modo que nadie pueda reprobarnos. Esta conducta debe ser igual en todos los aspectos de la vida y en todas las situaciones.

Al permitir que Dios comience su obra en nosotros, experimentaremos un sentimiento de amor hacia el prójimo y paciencia en las situaciones adversas. Nuestro Señor es promotor de la unidad, por eso tenemos que incentivar el amor fraternal y la unidad en el pueblo de Dios.

Como lo indica Efesios 4:3 “Solícitos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”.

Él mismo nos dice que su propósito divino era salvar a la humanidad; como lo indica Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.

El hombre tiene la opción de aceptar la palabra de Dios o rechazarla. Pero no debemos olvidar que por gracia divina somos salvos de la condenación eterna. Esta es una guerra constante contra el mal, y el diablo tiene sus armas como el orgullo y el desaliento para que no sigamos adelante.

Pero recuerde, si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros?

Asimismo, Dios nos llama a cuidar, defender y proteger la sana doctrina; a transmitir la enseñanza por medio de las Escrituras para poder combatir los ataques a la familia. Estos tiempos son peligrosos, no hay que permitir que el enemigo de nuestras almas arrebate nuestra salvación.

Muchas veces los jóvenes usan el internet para conocer una futura novia(o), distanciándose de la voluntad de Dios para sus vidas, por eso primero se tiene que pedir a Dios en oración y nuestro Creador nos lo revelará y nos dirigirá con la persona que Él diseñó para cada uno de nosotros.

Y cuando se concrete en matrimonio, poder cumplir con el orden establecido por Dios al ser el hombre cabeza del hogar y la mujer ayuda idónea. Sabiendo que Dios sacó a la mujer de la costilla del hombre, muy cerca del corazón, para que el hombre ame a su mujer y la respete. Solo así estaremos seguros de que Dios es el centro de nuestra familia.

También debemos tener muy presente nuestra esperanza viva, que es la venida de nuestro Señor Jesucristo a la tierra, Él vendrá en forma personal, vendrá como Rey de toda la tierra, y vendrá con sus santos.

La palabra del Señor dice que se afirmarán sus pies sobre el monte de los Olivos; Porque en ese lugar fue aclamado como rey en su primera venida, hace más de dos mil años. El cumplimiento de esta profecía está muy cercano a cumplirse, por eso debemos seguir la carrera de la fe, hasta alcanzar la victoria por haber sido verdaderos hijos de Dios y tener el privilegio de coheredar con Cristo el Reino de los cielos.

Han sido tres días donde Dios ha instruido, renovado y fortalecido a su pueblo en la confraternidad de Trujillo, ciudad peruana donde Dios empezó a hablar desde el primer día con el Rev. Albert Rivera, Supervisor Nacional Puerto Rico, teniendo la bendición en dos días más de la jornada evangelizadora. Al día siguiente el Rev. José Arturo Soto, Presidente internacional, predicó el mensaje de salvación y también tuvo la bendición de impartir la palabra el último día de esta fiesta.

Solo nos queda decir: ¡Hosanna, bendito el que viene en el nombre de Jehová!